Cómo criar un hijo feminista y no morir en el intento
¿Niño o niña?
¿Niño o niña?

¿Niño o niña?

Marcar el género desde que nacen

Si hay algo que me pone de especial mal humor es ir a comprar ropa al cangrejo. Poco importa a donde vayas, ya sea una gran cadena internacional o una pequeña tienda de barrio. Todas dividen entre ropa de niño y de niña. Como si un cuerpo infantil tuviera unas diferencias fisionómicas tan marcadas, que necesitaran patrones de costura diferentes. ¿Porqué se empeñan en marcar el género desde que nacen?

La verdad es que ya el primer pijamita que le pones de recién nacido esta marcando qué es lo que espera la sociedad de esa personita que a penas acaba de aterrizar en la tierra.

Si es niño el pijamita tendrá camioncitos o dinosaurios , y será de tonos más bien sobrios y elegantes. Que se note que el señor bebé es un tío como Dios manda. Sin embargo si es niña serán las florecitas o los gatitos los que estamparan sus primeros atuendos. Algo dulce y delicado, femenino.

Hasta aquí nada nuevo. (Tengo que reconocer que mis favoritos son esos bodys con mensajes tan bonitos del estilo «fuerte como papa» o «guapa como mama». Sin comentarios.)

Mi peor sorpresa vino cuando una mañana le puse al cangre unos pantalones que cogí de una caja de ropa de segunda (o tercera) mano que mi madre ha ido recuperando entre todas sus amigas abuelas.

Antes de ponérselos, busqué la talla en la etiqueta, y aunque no la encontré, si que me di de narices con una letra cursiva, grande y rosa fucsia que ponía «Girls». Oh my god! Decidí vivir peligrosamente, y ponerle los pantalones de niña.

Eran unos pantaloncitos de pana gris oscuro, un poco elásticos. Al principio, el hecho de que fueran elásticos me sorprendió un poco, porque hasta la fecha no me había topado con este tipo de tejido en prendas tan pequeñas, pero tampoco le di mucha importancia.

Una vez puestos, me percaté que dichos pantalones se le ceñían al cuerpo de una forma desconocida hasta el momento. No le venían pequeños, eran apretados. Alguna persona adulta los había diseñado para marcar culo y lucir piernas.

De repente todo encajó, y me pareció tan retorcido que casi poto el desayuno. Literalmente.

¡Los pantalones eran marca-culo porque eran de niña! Concretamente de niña bebé, 24 meses, 98cm. ¿En serio vivimos en una sociedad en la que se empieza a sexualizar a las niñas cuando a penas no levantan ni un palmo del suelo?

Un mundo demasiado binario

La industria no solo se usa el rosa o el azul, las flores o los camiones, para marcar el género a través de la ropa. No, va mas allá. A las niñas les enseñan desde bien pequeñas a embutirse en pantalones ceñidos, que te aprietan el culo y te marcan la piel. Mientras que las prendas para niños son cómodas y amplias, para que los mini señores vayan holgados y ningún tejido les oprima sus minúsculos huevecillos.

Y quien habla de la diferenciación de los géneros a través de la ropa, habla de perpetuar una jerarquía de sexo/género que se mantiene en esta nuestra sociedad.

Afortunadamente cada vez hay más familias que visten a sus retoños con ropa lo más neutra posible, para intentar acabar de una vez por todas con los estereotipos de género. Aunque dicha tarea no resulta demasiado fácil, y lo digo por experiencia. Pero me da la impresión, que es más sencillo para las niñas acceder al mundo masculino, eligiendo por ejemplo unas prendas de ropa en la sección de niños, ya que esto se considera positivo, empoderador, como subir de categoría. Sin embargo con los niños es todo lo contrario. Es genial que tu hija vaya de Robin hood, pero no se ve tan genial que tu hijo vaya de Blancanieves.

Esto me hace recordar el caso del pequeño Noah, un niño fan de Frozen y cuya madre le había preparado una sorpresa: participar en la actividad «princesa por un día» que organiza Disneyland. Lo que no había calculado la buena mujer es que los neandertales que gestionan el famoso parque de atracciones iban a prohibirle participar porque era una actividad sólo para niñas.

Noah vestido con su traje favorito, el de princesa Elsa de Frozen.

Y es que vivimos en una sociedad tan binaria, que los niños y niñas acaban viviendo en mundos diferentes. Y esos dos mundos están marcados por qué es lo que la sociedad considera correcto según su sexo. Dejando olvidado en el camino sus talentos innatos y sus intereses personales.

Que la actividad «princesa por un día» de Disneyland sea una mierda, estoy de acuerdo. Que prohíban que un niño participe por el simple hecho de tener un pene entre las piernas, me parece inadmisible.

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