Hoy en día, nuestras hijas pueden ser científicas, directoras de orquesta, presidentas del gobierno o lo que les salga de las narices. Hemos hecho una gran labor empoderando a nuestras niñas, ¡y menos mal! Les estamos educando para que sean lo que ellas se propongan, y esto es gracias (entre otras muchas cosas) a que les damos más opciones de roles para elegir, hemos diversificado la gama de modelos a imitar. Ahora pueden ser valientes, rebeldes o atrevidas, sin que nadie (en principio) les diga que vuelvan a sus tareas. Pero, ¿cómo vamos deconstruir el sexismo sin preguntarnos acerca de la masculinidad?
Desgraciadamente los roles de los niños siguen estando limitados a ser los gallos del corral. Hombres duros y fuertes. Y se les penaliza cuando se interesan por actividades históricamente consideradas «femeninas». ¿Qué modelos a seguir tienen nuestros hijos de hombres que vivan su masculinidad desde la auto critica y el respeto?
Como decía Gloria Steinem, periodista y activista por los derechos de las mujeres, “estoy contenta de que hayamos comenzado a criar a nuestras hijas más como a nuestros hijos, pero no funcionará hasta que criemos a nuestros hijos más como a nuestras hijas”. Empoderemos a nuestros hijos para ser hombres empáticos y cooperativos. Dejemos a nuestros niños sentir plenamente sus emociones, enseñémosles a cuidar de ellos mismos y de los demás. En definitiva, ¡criemos a niños feministas!