Cómo criar un hijo feminista y no morir en el intento
Roso y Azula
Sobre mí

Sobre mí

Trentañera de la generación que vive peor que sus padres, expatriada en Francia desde hace ya demasiados años, y mamá osa de un divertido niño, popularmente conocido como «el cangrejo de la Républiqu

La motivación por escribir este blog sale del miedo a que mi adorable hijito se convierta, el día de mañana, en un macho ibérico (o galo, en lo que nos concierne). En un hombretón de pelo en pecho, en un señoro de esos que se creen capaces de enseñar a una embaraza cuál es la mejor postura para parir. En definitiva, me tiemblan las piernas sólo de pensar que mi querido descendiente pueda convertirse en un hijo sano del patriarcado.

¿Un hijo feminista?

Habiendo tenido la suerte de crecer en un ambiente abierto y progresista, la maternidad ha supuesto para mi un jarro de agua fría en cuanto a estereotipos de género se refiere.

Me he dado cuenta de la cantidad de ideas absurdamente sexistas que están instauradas en nuestra vida, por muy feminista que una se considere, y que cuando te conviertes en madre empiezan a brotar por los lugares más insospechados. Lugares que creías extinguidos.

Desde el tono sospechosamente azulado que empieza a tomar el guardarropa de mi cangre (a pesar de querer comprar solo ropa unisex), pasando por los comentarios sexistas que te comes con patatas a diario de vecinos, amigos o incluso educadores de la escuela infantil; hasta decisiones estéticas cuyo único objetivo es marcar el género. Decisiones que tomas tu solita, sin que nadie te esté apuntando con una pistola, y lo peor de todo, ¡sin darte cuenta!

Todos estos pequeños detalles, tan aparentemente anodinos, están tan arraigados en nuestra cultura, que su erradicación parece una tarea infinita. Y más en un país como Francia, donde la galanterie es motivo de orgullo nacional, (y sino que se lo pregunten a Catherine Deneuve.)

Los grilletes de la masculinidad tóxica

Si a todo esto le sumas la falta de modelos o referencias de hombres que vivan su masculinidad desde la autocrítica y el respeto, de tíos famosos y guays con los que identificarse, el cóctel es explosivo. Y el objetivo de criar un hijo feminista se convierte en una ardua tarea. Da miedo pensar en las representaciones de la masculinidad con las cuales mi cangre, y todos los niños (y niñas, porque esto es un arma de doble filo) van a crecer.

Todas esas representaciones de la masculinidad tóxicas y obsoletas que se van a apropiar, y que les van a definir. En las últimas décadas se ha hecho una gran labor de empoderamiento de las niñas (¡y menos mal!), pero hasta que no hagamos el mismo trabajo para deconstruir el modelo de masculinidad imperante no conseguiremos la igualdad. Como dice la periodista francesa Aurélia Blanc, autora del magnifico libro Educar contra el machismo, «seguimos criando a nuestros hijos bajo el mismo molde patriarcal que antes, como si pudiéramos deconstruir el sexismo sin preguntarnos acerca de la masculinidad.»

Convencida de la necesidad de ayudar a nuestros hijos a vivir una masculinidad feminista, por muy antagónicos que puedan parecer sendos términos, he creado este blog de con el objetivo de cuestionar los roles de género y los modelos masculinos imperantes; proponiendo recursos y reflexiones para criar niños libres que sepan reconocer cuando huele a rancio.

Yo no soy educadora, formadora o psicóloga. Sólo soy una madre preocupada por dejar a nuestros hijos e hijas un mundo un poquito mejor.

Puedes leer mi primer artículo para saber más sobre mis motivaciones